Verónica Palomino es licenciada en Turismo, egresada de la Atlántida, docente y secretaria de la carrera en la modalidad a distancia. Desde su paso por las aulas hasta su trabajo actual en una empresa del sector, combina la vocación de servicio con la enseñanza y el compromiso por la formación de nuevos profesionales.
“Nosotros captamos información: desde lo emocional, de lo que le gusta, de lo que sueña el pasajero. Escuchar es la clave para entender qué quiere vivir y poder armarle la mejor experiencia posible”, afirma. Su trayectoria comenzó con una pasantía gestionada por la Atlántida y hoy forma parte del equipo de Apertur Mar del Plata, empresa representante de Buquebus, donde acompaña a viajeros que eligen destinos nacionales e internacionales. “Entré como pasante y sigo siendo parte del mismo equipo. Esa oportunidad fue el punto de partida de todo lo que vino después.”
Palomino distingue entre el rol del guía y el del agente de viajes: “El guía acompaña grupos que ya saben a dónde van; el agente, en cambio, debe descubrir junto al pasajero qué quiere hacer, qué lo motiva. A veces llegan sin saber a dónde ir, y ahí empieza nuestro trabajo: escuchar, entender y proponer”. Su manera de ejercer el turismo se sostiene en la empatía y en la confianza. “El no no existe —dice—. Siempre hay que buscar la forma, investigar, consultar. Lo importante es que el pasajero sienta que está en buenas manos.”
A lo largo de su carrera acompañó historias que trascienden el viaje: mujeres mayores que decidieron cumplir el sueño de ir a Orlando, familias que volvieron a viajar después de atravesar enfermedades o personas que eligieron conocer por primera vez su propio país. “El turismo también cumple sueños”, resume.
La profesional destaca cómo la pandemia reconfiguró el mapa turístico argentino. “A partir de 2020 la gente empezó a viajar más por el país. Lugares como Punta Perdices, cerca de Las Grutas —al que llaman el Caribe argentino—, crecieron muchísimo. Fue una oportunidad para redescubrir Argentina.”
Pero la renovación no se da solo en los destinos. Palomino enfatiza la importancia de adaptarse a las nuevas tecnologías. “Con la inteligencia artificial y herramientas como Google Maps podemos mostrarle al pasajero cómo es un lugar antes de llegar. Eso genera confianza y profesionaliza nuestro trabajo.”
Además de su desempeño en el ámbito privado, Verónica es docente y secretaria de la Licenciatura en Turismo a distancia, desde donde acompaña la formación de nuevos profesionales. “Siempre les digo a los estudiantes que aprovechen la práctica, que interpreten y produzcan. La teoría es necesaria, pero el desafío está en aplicarla a la realidad.” La carrera, explica, hoy está orientada a brindar herramientas de gestión, marketing, atención al cliente y tecnología, que preparan a los futuros agentes para el mercado actual. “La Atlántida nos dio esa base integral: el conocimiento académico y la posibilidad de ponerlo en práctica desde el primer día.”
Con una mirada curiosa y la pasión intacta, Verónica continúa proyectando nuevos horizontes. Su top tres de destinos soñados combina naturaleza y asombro: la plantación de tulipanes en Esquel, Catamarca con las Salinas y las termas de Fiambalá y los esteros del Iberá, en Corrientes. “Cada viaje te transforma de alguna manera”, dice. Y lo dice con la certeza de quien aprendió que el turismo no se trata solo de conocer lugares, sino de conectar historias.
En el marco del Día del Licenciado y la Licenciada en Turismo, la historia de Verónica representa el espíritu de una profesión que une conocimiento, vocación y compromiso. Desde la Atlántida, la formación universitaria busca fortalecer ese camino: el de quienes entienden el turismo no solo como una actividad económica, sino como una herramienta de encuentro, identidad y desarrollo para las comunidades.





