Por Jorgelina Ricchezza, vicedecana de la Facultad de Psicología – Universidad Atlántida
En junio de 2025, el MIT publicó una investigación que encendió una nueva alarma en los entornos académicos: el uso de modelos de lenguaje como ChatGPT durante la escritura de ensayos mostró una reducción significativa en la actividad cerebral de los estudiantes, medida mediante EEG. El estudio sugiere que, al delegar ciertas tareas cognitivas complejas a la IA, podríamos estar acumulando lo que denominaron “deuda cognitiva”.

¿Qué significa esto para quienes formamos profesionales, especialmente en campos como la psicología, donde el pensamiento crítico y la implicación subjetiva no son opcionales? ¿Cómo acompañar a las y los estudiantes en un escenario en el que la escritura, la búsqueda, la lectura y hasta la reflexión pueden estar automatizadas?
Para explorar estas preguntas decidí consultar a tres inteligencias artificiales distintas: Gemini, DeepSeek y ChatGPT. Las enfrenté a la misma situación: ¿qué piensan del estudio del MIT? ¿Qué postura adoptan frente al rol de la IA en el aprendizaje?
Las respuestas fueron tan diferentes como reveladoras:
– Gemini reforzó el tono alarmante del estudio, destacando riesgos como la dependencia, la pérdida de pensamiento crítico y el impacto en la memoria.
– DeepSeek adoptó una postura más intermedia: resumió los hallazgos con claridad, marcó la falta de contexto metodológico y advirtió sobre el uso pasivo de estas herramientas.
– ChatGPT, en cambio, se centró en cuestionar el lenguaje sensacionalista con el que el estudio fue comunicado, y propuso una lectura más crítica sobre el concepto de “deuda cognitiva”.
Lo interesante no fue solo qué dijeron, sino cómo lo dijeron: qué enfatizaron, qué omitieron, a qué marco se adscribieron, qué relación propusieron entre humano y máquina.
Esta experiencia me dejó una certeza: las IAs no piensan por nosotras, pero nos empujan a revisar cómo pensamos. Nos obligan a hacernos preguntas que tal vez dábamos por sentadas: ¿quién escribe? ¿para quién? ¿con qué esfuerzo se aprende? ¿qué pasa si nunca más enfrentamos una hoja en blanco sin ayuda?
En la Universidad Atlántida venimos pensando estos dilemas con seriedad y con apertura. No se trata de prohibir, ni de rendirse. Se trata de generar una ética del discernimiento. De formar estudiantes que puedan usar estas herramientas, pero que no dejen que ellas piensen en su lugar.
Pensar con máquinas no es un peligro, pero sí una responsabilidad. Y ese es, quizás, el mayor desafío pedagógico de esta época.
Nota final: El presente ensayo toma como punto de partida la investigación desarrollada por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), titulada “Your Brain on ChatGPT: Altered Neural Activity During Essay Writing With AI Assistance” (junio de 2025). Para el análisis comparativo se consultaron tres inteligencias artificiales generativas (Gemini, DeepSeek y ChatGPT), cuyas respuestas fueron interpretadas críticamente por la autora. La escritura fue acompañada por herramientas de IA supervisadas, integradas en el marco de un trabajo reflexivo y situado.
OpenAI. (2025). ChatGPT (modelo GPT-4o) [Herramienta de inteligencia artificial]. https://chat.openai.com
(Consulta realizada el 20/6/25, mediante conversación interactiva con el modelo GPT-4o)
Google. (2025). Gemini (modelo Gemini 1.5) [Herramienta de inteligencia artificial]. https://gemini.google.com